El toqoro: es la flauta que tiene mayor tamaño entre las que se tocan en el pujllay; es construida de bambú grueso. En la región, encontramos este instrumento en dos medidas; una de 145 cm. de largo y 5 cm. de diámetro, y otra de 130 cm. de longitud y 4,54 cm. de diámetro. El sonido grave y envolvente del toqoro complementa la armonía y la acústica de los pinkillu que dan vida a las melodías de los wayñus pujllay.

La wajra: aerófono sencillo que tiene una presencia muy especial en la música del Pujllay. Está compuesta por una cañahueca abierta a ambos extremos (el largo es de unos 30 cm.). Uno de los extremos es incrustado a un cuerno de buey que sirve como bocina. En el otro extremo se incrusta una boquilla elaborada de un tubo delgado de cañahueca, al que se le abre una ranura que cuando se sopla cimbra y produce vibración, esta se denomina “charlita“. El sonido que emite la wajra es parecido al ronco mugido del toro.

Los idiófonos:

En la danza del Pujllay, se utilizan idiófonos y de dos tipos. En uno, el sonido se produce por el choque entre un cuerpo sonoro y otro insonoro (espuela- ojota y suelo); en el otro, por el choque entre dos cuerpos sonoros (espuelas entre sí, y campanillas entre sí). Estos idiófonos, además, son impulsados por el cuerpo humano (pies y rodillas), para así generar sonidos acompasados:

Las ojotas (o “suila-jut’as”): son abarcas de cuero crudo que tienen el terraplén bastante alto (hasta 8 cm. de altura; varias láminas de suela son compactadas y clavadas por capas con estaquilla de algarrobo). Las ojotas pueden ser consideradas idiófonos de golpe directo ya que -dado su peso y volumen-, en los pasos que inician el baile ellas suenan marcando el ritmo del wayñu del pujllay. Las ojotas se complementan con las espuelas.

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