XI FESTIVAL

MÚSICA, BAILES Y MÁSCARAS DE LOS GUARANÍES-CHIRIGUANOS

TARIJA, CHUQUISACA Y SANTA CRUZ

XI FESTIVAL

MÚSICA, BAILES Y MÁSCARAS DE LOS GUARANÍES-CHIRIGUANOS

TARIJA, CHUQUISACA Y SANTA CRUZ

XI FESTIVAL

Continuando con las costumbres del Chaco de la zona sur del país, el XI Festival Nacional Luz Mila Patiño en 1996 dedicó su trabajo a investigar y dar a conocer al público la música, los bailes y las máscaras de los Guaraníes-Chiriguanos. Ivamirapinta fue la comunidad que albergó el Festival los días 28 y 29 de septiembre en el que participaron miembros de la comunidad, los Mburibichas (capitanes) de varias poblaciones así como más de 200 músicos y danzantes. Los asistentes fueron testigos de un gran espectáculo festivo.

En la población de Camiri, Santa Cruz, se organizó una exposición de máscaras e instrumentos musicales guaraníes además de una exposición de dibujos de escolares de San Jorge de Ipaty y de Kopere Loma sobre ritos y fiestas de sus comunidades Ava-Guaraníes.

Durante el Festival, se presentaron las danzas más representativas de los Guaraní-Chiriguanos; La comunidad de Ivamirapinta mostró la danza del Mïmbï Guasu, la comunidad de Laguna Kamatindi los juegos del “Yagua Nao” y Guasu (del ciclo del Arete). La comunidad de Kopere Loma la danza del “Toro Toro”, en la cual las máscaras de Güirapepos se enfrentan al ¨toro/karai¨ en el mïmbï puku. La comunidad de Abapua de la región del Ingre en Chuquisaca, el juego de “La chiveada” y el ritual de Pascua acompañado de violines. Por último, los mejores violinistas del Izozog, Boyuibe, Ipati, y Ñaurenda ejecutaron una demostración de su arte.

Entre los Guaraní-Chiriguano se reconocen tres macro identidades: los Guaraní-Izozeños, los Ava y los Simba. Existen también peones de hacienda y emigrantes que han perdido gran parte de su identidad cultural. A pesar de estas diferencias internas, todos estos grupos poseen características que los hace similares lo que hace que se reconozcan como una macro unidad sociocultural con una identidad propia.

Su sistema organizativo se basa en Capitanías, de las que existen más de veinte. Las tres capitanías históricas son la del Izozog, Kaipipendi Karowaychu y la de Chuquisaca. Se ubican en la actualidad en los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija.

El complejo musical, organológico, musical y ritual de las actuales tëta (comunidades) posee un orden establecido, no rígido, pero que delimita temporalidades concretas, cuya procedencia es esencialmente misional. Esta división musical anual, en términos generales, es tripartita y puede ser caracterizada del siguiente modo: el “tiempo del Arete”, el “tiempo de Pascua” y el del “Tairari”.

Este sistema fue impuesto desde las misiones y fue considerado como un artefacto para ordenar el tiempo y de esa manera disciplinar a los “salvajes”.

Dentro el “Tiempo del Arete”, se ubican los convites denominados Arete Guasu (el Gran Convite). Su llegada es anunciada por el florecimiento del Taperigua, flor amarilla, en octubre. Actualmente, en el Izozog, esta señal está dada por el florecimiento del Toborochi, entre febrero y abril.

Una condición importante para la realización del Arete, en la actualidad, es que exista una buena cosecha de maíz. En años de sequía, el Arete simplemente no se realiza. Más al contrario, cuando existe abundancia de este cereal, el Arete es celebrado en todas las comunidades durando incluso semanas, hasta que se acabe la chicha. En tales oportunidades, hay una gran movilidad poblacional.

Una vez decidido el Convite, aparece “el que habla en asunto de fiesta”: Ñeengari (Izozog), Carnavara iya (Tentayapi), Angarewicha (Ñaurenda/Ingre); autoridad de la fiesta. Es entonces cuando comienza la preparación de la chicha (cangüi, bebida hecha de maíz fermentado). Los hombres acuden al monte a traer leña y a cazar animales y las mujeres comienzan a moler el maíz. Las mujeres, niñas y adolescentes, mascan el maíz que será vaciado en turriles para ser hervidos en fuego lento. Una vez enfriada la chicha, pasará a su fermentación.

Si la preparación de la chicha es un asunto femenino, la preparación de los instrumentos musicales (el mimbi puku, el pinguyu, el mimbi iepïasa, la tambora y el angua) y las máscaras (Güirapepo y ndechi), es un asunto masculino.

El día señalado del convite los músicos van a un lugar “secreto” donde empieza la música. Fuera de ellos, nadie más sabe el lugar de donde saldrá la música, toda la gente de la comunidad se traslada a un espacio abierto a la sombra de frondosos árboles donde se toca, se baila y se despliega el Arete, alrededor de los cuales, la gente bailará durante varios días.

La presencia de los antepasados, representados por los enmascarados alados (Güirapepo) y los enmascarados “ndechis”, marca otro momento importante de la fiesta. Estas “máscaras” llegan a la comunidad por el monte, causando susto entre los niños. La máscara Güirapepo entra tocando el mïmbï puku, cuyo sonido guerrero representa una acústica de un tiempo anterior.

Los enmascarados comienzan a hablar con la gente, con voz aflautada, haciendo burla y explicando que han llegado de un “lugar lejos”: “de Matimoroso” -Matogrosso entre los izozeños-, un lugar situado al Este. Migración ritual de los antepasados desde la “tierra primigenia” al espacio de vida actual, para acompañar a hombres y mujeres, y con los que bailarán, compartirán y beberán chicha.

Por la noche, comienza a sonar el pinguyu, cuyo sonido característico proviene del agudo sonido del emïmbï (hecho de ala de ave o de bambú o takuara).

Los “juegos” serán una parte importante del Arete. Representaciones teatralizadas, fueron introducidas a principios del siglo XX, en las misiones.

Entre los “juegos” teatralizados se halla el del Toro Toro (en el Izozog), que representa el ataque del toro a las máscaras Güirapepo. En este “juego”, el toro, que representa el poder del karai (hombre blanco), acosa al Güirapepo (los antepasados) que se burlan de él. Las mujeres, en tanto, van protegiendo al toro con pañuelos. Otro “juego” es el del Guasu Guasu, que representa al venado autóctono (guasu) animal considerado Quereimba (guerrero) y que simboliza al pueblo Guaraní-Chiriguano. Este animal es “lancero” (darse “al lance”), fuerte y rápido. Complementa a éste, el jaguar (“juego” del Yagua Yagua), animal fuerte pero “miedoso y zonzo”. El “juego” consiste en que estos dos animales muestren sus habilidades. Una versión similar es la representada en Laguna Kamatindi y en otras zonas como Tentayapi, en el que se enfrentan el toro/blanco/karai y el jaguar/Chiriguano: el Yagua Nao.

Estos “juegos”, realizados el último día del convite, antes de la conclusión del Arete, tienen, fuera de su carácter divertido, un sentido autopedagógico para el pueblo Guaraní-Chiriguano en su relación con la sociedad nacional: representa su carácter indomable y libre, que se enuncia como política frente al “otro”, al karai y a la sociedad blanca.

En Boyuibe. instrumentos melódicos importantes son el mïmbi ñemboi -suerte de quena, que se acompaña con el angua guasu (tambora) y angua raï- y el pinguyu.  Ambos, con sus toques melodiosos, representan la acústica actual, con cuya música, la gente bailará. En Ñaurenda y la zona del Ingre, donde destaca Tentayapi, se ejecuta el temïmbï ñemboï, la caja y el angua guasu.

Durante el Arete, la música del mïmbï ñemboï, la tambora (angua guasu) y el angua raï comienza en un lugar “secreto”. Los bailes se inician en la “sacada” del Arete y se baila en círculo, abrazados o, en pareja, con los dedos entrecruzados. Los bailes centrales se los realiza en una explanada, debajo de la sombra de un cupesí, a cuyo alrededor se baila.

Dos tipos de danza destacan en el Izozog: (1), el Jocöcöe (abrazado), el mismo que rememora el antiguo canto-danza mítico del Chocoröre y, (2) el Japatea, baile en círculo, con las manos agarradas.

La despedida del Arete se inicia una vez terminada la chicha y concluidos los “juegos”. La comunidad entera se dirige al monte, o al río, donde la gente se moja. Los instrumentos musicales son introducidos al agua y se botan las máscaras. Todo el Arete debe volver nuevamente por el río a la “tierra primigenia”. La gente debe lavarse las pinturas rituales, sino enfermarían.

Poco a poco, un estado de tristeza se apoderará de la gente; ha pasado el tiempo de la “Gran Fiesta” y se ha vuelto al tiempo reglamentado, el del trabajo.

Otro ciclo y fiesta importante es la Pascua. Esta fiesta, en su concepción simbólica, acústica, instrumental, se contrapone al Arete. Si el Arete es una fiesta de “mucho ruido”, la Pascua debe ser “de sosiego”.

La Pascua delimita una otra temporalidad: el de la reflexión pasiva y el de la vinculación con la sociedad cristiana y está pensada como una fiesta de tranquilidad.

El instrumento característico en Pascua es el violín (miori), su uso en muchos casos se prolonga hasta octubre con los Tairaris. Sobresalen en las diversas capitanías guaraníes Alberto Cuellar en el Izozo, Cusaire en Tentayapi,  en la zona de Ñaurenda, Nazario Chávez y Bony Rivera y en Itanambicua Antonio Méndez.

Los instrumentos musicales que se ejecutan en el período de la Pascua, son la flauta traversa (yürupiaja/ Izozog), acompañado de tambora y angua raï.

En la zona del Ingre, Ñaurenda, San Jorge de Ipati, Tentayapi, se utiliza el temïmbï ïe piasa (flauta traversa), esta flauta está presente en todo el territorio guaraní, y los angua guasu, (tambor grande o tambor de fiesta) y el angua raï. (tambor hijo, o tambor pequeño).

Un tercer ciclo, que comienza en Pascua y se prolonga hasta octubre, es el del “Tairari”, (ayarise) como música de reflexión y fortalecimiento espiritual, con un repertorio de cantos sin letra, acompañados por el violín que, para este caso, cambia de “acorde” (afinación); del “temple pascua” al “temple tairari”.